TOTAL WAR: WARHAMMER 3 | REVIEW
El rey de los simuladores de batallas vuelve con todo
La desarrolladora Creative Assembly y SEGA traen a la luz una nueva entrega de la enorme y épica saga de Total War en su tercera y última edición Total War: Warhammer 3, que daría fin a la trilogía de batallas campales masivas en este fantástico mundo. Está disponible para PC en todos los sistemas operativos desde el 17 de febrero del presente año. La presente review se ha realizado en un equipo de gama media gracias a una versión de prensa obtenida por gentileza de la distribuidora.
Una tierra sumida en desesperación
La historia de este último capítulo de Warhammer ubica al jugador en el extremo oriental del mundo, hogar de antiguas civilizaciones humanas, demoníacas y ogresas, una tierra inmersa en caos al haberse desatado un terrible evento que se cobró como víctima a uno de los dioses que vagan por este universo. Esto da el puntapié inicial a una carrera desbocada y sangrienta en donde ocho distintas y poderosas civilizaciones de seres y demonios intentarán apropiarse del destino del Dios caído para sus propios fines.
He aquí el inicio de las gigantes campañas que inician el juego, encarnando el jugador a una de estas civilizaciones quien un sabio preso del Tomo del Destino ha elegido para guiar al líder de la misma para atravesar las tinieblas del reino de las sombras y poder cobrar el botín. Pero esto no será tarea fácil, ya que los dioses del caos, humanos, ogros y enanos intentarán obtener por la fuerza el control de todo el territorio, mirando con cariño el que sea que tomes.
Masivas batallas, vengan a mí
Total War: Warhammer 3 es, como sus otras entregas, un simulador de batallas de gran escala en tiempo real con elementos RPG y un profundo trasfondo histórico con toneladas de lore. Existen dos modos, multijugador, en donde te podrás dar madrazos con una enorme comunidad de fanáticos, y el modo singleplayer. En el modo campaña, el usuario deberá elegir una civilización entre siete distintas en donde pasará a controlar un ejército liderado por un Lord y con el objetivo inicial de conquistar, destrozar o establecer pactos diplomáticos con otros grupos para poder avanzar con la historia. Hay dos modalidades:
La primera es la pantalla general, en la que se podrán controlar los movimientos del ejército en el mundo y encontrarse con ciudades que conquistar, ejércitos que diezmar y controlar mediante el mejoramiento de ciudades la moral y la administración del territorio bajo tu poder. Aquí se pasará gran parte del tiempo, ya que el manejo de recursos y tratos con otras colonias será vital para poder evolucionar y dominar.
La segunda es la pantalla de batallas, donde el jugador pasará a intervenir en las distintas divisiones del ejército, contando con batallones de unidades tan diversas como civilizaciones haya, ya que dependiendo de la que se elija, tendrán soldados únicos con habilidades distintas. Básicamente tratan de melee, unidades a distancia, voladoras, tanques, monstruosidades, caballería, entre otras. Lo importante de los combates es que aquí las decisiones que se tomen deben ser cuidadosamente planificadas, ya que dependiendo donde se ubiquen y como se manipulen, se pueden aprovechar sus ventajas para arrollar al enemigo o bien sufrir las consecuencias de no tener idea de lo que estés manejando y tener una humillante derrota mientras tus ancestros se ríen de vos. Se destacan dos tipos de escenario: Batalla campal y asedio, en las que el segundo se caracteriza por un sistema de puntos de control que el atacante deberá ocupar para poder tomar la fortaleza exitosamente, con mecánicas de asedio como escalas en las murallas, torres de asedio y arietes.
En cuanto a sus mecánicas, se puede observar que en el modo singleplayer aparecen aspectos de RPG en tanto que el jugador puede equipar a su héroe con distintas piezas de equipamiento para mejorar sus estadísticas o darle poderes nuevos y un árbol de habilidades, desbloqueable con la experiencia obtenida de misiones o batallas. Lo más interesante de todo es que el jugar con cada civilización hace que el juego sea completamente distinto en cada ocasión, dado que cada una tiene mecánicas propias de manutención, construcción, unidades… en fin, una lógica completamente distinta que hace que las batallas se encaren de forma única. Asimismo, se puede observar la capacidad de controlar libremente la cámara, asignar batallones, planificar movimientos, controlar el tiempo pudiéndolo realentizar, detener o acelerar. En sí, un control perfecto del desarrollo de las partidas.
¿Estoy en una pelicula de Tolkien o en un jueguito?
El nivel de detalle que se maneja es cuidado por todo lados, pudiendo observar las batallas de todos los ángulos posibles, en todo momento, contando cada batallón de unidades con individuos variados en características con encuentros encarnizados con las unidades del enemigo, apartándose del repiqueteo de espadas convencional de otros RTS con combates individuales, generando una inmersión muy interesante. Incluso en el ciclo de preparación de las batallas se puede apreciar a los respectivos héroes del ejército realizando un enfervorizado discurso de batalla para envalentonar a los soldados.
En cuanto a la calidad gráfica, no se ha encontrado gran diferencia con la entrega anterior Warhammer 2, por lo que lamentablemente no se podría decir que se destaca especialmente, aunque se nota que el esfuerzo de los diseñadores se ha enfocado particularmente en el detallado de las unidades en combate. En cuando al contenido auditivo, los sonidos de batalla son muy interesantes entre los gritos encolerizados y moribundos, así como el repiqueteo de espadas, envuelto todo en una banda sonora más que suficiente para ponernos en un buen mood.