Otro clásico nintendero obtiene su remake.

Mario vs. Donkey Kong es un juego de plataformas y acertijos que se lanzó originalmente para la querida Game Boy Advance en 2004 y ahora regresa a la flamante Nintendo Switch con una versión mejorada y, por qué no, ampliada. Veamos qué trae entre manos el fontanero. 

Una persecución frenética

La historia de Mario vs. Donkey Kong es mega sencilla, pero súperefectiva: el grandulón de Donkey Kong se obsesiona con unos juguetes de cuerda llamados Mini-Marios que fabrica la Mario Toy Company y, a causa de las faltantes de stock, decide robarlos todos como buen codicioso que es. Mario no está dispuesto a dejar que el gorila salga victorioso y se lanza a perseguirlo por ocho mundos diferentes, llenos de trampas, enemigos y puzzles. Cae de maduro que el objetivo es recuperar los Mini-Marios, obtener una llave para abrir la puerta de salida y enfrentarse al jefazo en una batalla final en cada escenario.

La trama, a diferencia de la versión original, se cuenta a través de unas escenas animadas muy lindas y expresivas, que le dan mucha personalidad a los personajes y a sus interacciones. Aunque no hay mucho desarrollo argumental, la premisa es suficiente para motivarnos a avanzar por los niveles y ver qué ocurre al final.

Desafío mixto entre habilidad y lógica

Como mencionamos un poco más arriba, este título combina elementos de plataformas y rompecabezas, en el que debemos usar la lógica y los reflejos para superar los obstáculos y llegar a los micro-objetivos. La obra se divide en dos tipos de niveles: los de acción y los de estrategia. En los de acción, controlamos a Mario y debemos saltar, esquivar y activar interruptores para conseguir los tres regalos, la llave y el Mini-Mario de cada nivel. En los de estrategia, controlamos a los Mini-Marios y debemos guiarlos hasta el cofre, evitando que caigan o sean capturados por los NPC enemigos.

No hicimos el cálculo exacto, pero a grandes rasgos hay más o menos 130 niveles, cuya curva de dificultad crece a medida que avanzamos. Además de los niveles base, hay dos especiales por cada mundo: uno en el que debemos recoger las letras que forman la palabra TOY y otro en el que nos enfrentamos a Donkey Kong en una batalla de objetos. El juego también tiene un modo cooperativo para dos jugadores, en el que podemos ayudarnos o competir por ver quién consigue más puntos; honestamente no es lo más destacable de este remake.

Profundizando un poco más sobre el gameplay, hay un sistema de puntuación que depende del tiempo que tardemos, los regalos que recojamos y los Mini-Marios que salvemos. Si conseguimos una puntuación perfecta, obtenemos una estrella dorada y desbloqueamos un nivel extra (eso motiva la rejugabilidad). El juego también tiene un modo contrarreloj, en el que podemos intentar romper nuestros propios récords o los de otros gamers.

Una mano de chapa y pintura

Desde la pantalla de carga te das cuenta que esta edición ha recibido un notable lavado de cara antes de aterrizar en Nintendo Switch. Los gráficos son mucho más detallados, coloridos y fluidos que en el original, y los personajes son muy cute. Los escenarios son atractivos y actuales, y recrean diferentes ambientes como la jungla, el desierto, el volcán o el famoso castillo. El sonido también está acorde a todos los estándares de un juego de Mario, así que obviamente te vas a cruzar con melodías alegres y ruiditos amigables.

Conclusión de CDF Gaming

Mario vs. Donkey Kong es un juegazo que ofrece una experiencia divertida, desafiante y variada, que aunque no sea sumamente extensa, vale muchísimo la pena. El juego respeta la esencia más preciosa del original, pero se toma el atrevimiento de mejorarla con gráficos y un sonido más actuales, modos adicionales y un cooperativo que puede ser entretenido. 

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